🏔️ Pirineos para soñar: la aventura de llegar a la Cola de Caballo

 


Se trata de un recorrido de 17,5 kilómetros de longitud, ida y vuelta, que lleva a la cascada de la Cola de Caballo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. El punto de inicio es la Pradera de Ordesa, desde donde se sigue el sendero GR-11 que asciende por el margen norte del río Arazas, atravesando bosques de pinos, hayas y prados, hasta llegar al circo de Soaso. Aquí se encuentra la famosa cascada de la Cola de Caballo. La primera parte del recorrido es por una cómoda pista, mientras que la segunda parte, desde las Gradas de Soaso hasta la Cola de Caballo, transcurre por un camino más estrecho que atraviesa amplios prados de montaña. El regreso se realiza por el mismo itinerario.




El tiempo total efectivo de la caminata, sin contar las paradas, es de 5 horas y 40 minutos en total: 3 horas desde el punto de inicio hasta la Cola de Caballo y 2 horas y 40 minutos de regreso por el mismo itinerario. La dificultad se clasifica como "Notable", siendo una excursión de senderismo sin dificultades técnicas, ya que se avanza por pistas y caminos señalizados en buen estado. La ruta se recomienda realizar en primavera, verano y otoño, y no se requiere material específico.

Para llegar al punto de inicio, se debe tomar la carretera N-260a hacia Torla y luego la A-135. En Torla, se encuentra el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, donde es obligatorio estacionar el vehículo durante ciertos períodos del año. Durante el verano y días festivos, se recomienda utilizar el servicio de autobuses del parque para acceder a la Pradera de Ordesa, punto de inicio de la ruta. Si se permite el acceso con vehículo propio, se cruza Torla en dirección norte y, después de 3 km, se llega al Puente de los Navarros. Desde allí, se sigue por la A-135 hasta la Pradera de Ordesa, donde hay un parking disponible.

El punto de partida de esta inolvidable travesía se sitúa en la majestuosa Pradera de Ordesa, un lugar emblemático donde convergen la serenidad de la naturaleza y la preparación para una experiencia única.



En este punto estratégico, los aventureros encuentran no solo un lugar de estacionamiento para sus vehículos, sino también un punto de información del Parque que sirve como antesala a la maravillosa travesía que se avecina.





La Pradera de Ordesa, rodeada por la imponente belleza de los Pirineos, se presenta como un escenario natural sublime. Aquí, la vastedad del paisaje invita a la contemplación, mientras que el sonido apacible del entorno prepara a los excursionistas para la emocionante jornada que tienen por delante. El estacionamiento en este enclave estratégico no solo asegura comodidad logística, sino que también permite a los visitantes sumergirse de inmediato en la serenidad del entorno antes de emprender su viaje.




Desde ese punto, optamos por seguir la ruta que se despliega hacia la izquierda, tomando el sendero GR-11 en dirección a las Gradas de Soaso.





En la fase inicial de nuestra travesía, avanzamos en paralelo al cauce del río Aranza, siguiendo una extensa pista que asciende por el valle de Ordesa.




Este paisaje diverso se convierte en el escenario que acompaña nuestros primeros pasos, creando un ambiente sereno y cautivador a medida que nos dirigimos hacia las Gradas de Soaso.




Después de avanzar a lo largo del tramo inicial de nuestra travesía, nos sumergimos en una región de una belleza deslumbrante, donde convergen tres joyas naturales en forma de cascadas exquisitas. Este rincón idílico nos deleita con la visión encantadora de tres caídas de agua que danzan en armonía con la topografía circundante. La primera de estas maravillas acuáticas es la cascada de Arripas, cuyas aguas se deslizan con gracia desde las alturas, creando un espectáculo visual digno de contemplación. A continuación, nos encontramos con la cascada de la Cueva, una obra maestra natural que despliega su esplendor en medio de la serenidad del entorno. No menos impresionante es la cascada del Estrecho, que, con su caída vertical y elegante, añade una dimensión adicional a este oasis de serenidad.





Cada cascada, con su propio carácter y encanto distintivos, pinta un cuadro de serenidad y majestuosidad en este tramo del recorrido. Este escenario, donde el agua danza en una sinfonía natural, se convierte en un recordatorio vívido de la grandiosidad de la madre naturaleza y la asombrosa diversidad que nos aguarda en cada rincón de este viaje inolvidable.



Continuamos nuestro ascenso inmersos en la majestuosidad del bosque de hayas, una experiencia que trasciende la mera travesía para convertirse en un auténtico encuentro con la naturaleza en su máxima expresión.






A medida que nos sumergimos más profundamente en el espeso manto de árboles, nos rodean hayas centenarias que han resistido el paso del tiempo, testigos silenciosos de la evolución del entorno. Estas imponentes guardianas del bosque, con más de un siglo de existencia, despliegan sus ramas frondosas en una danza vertical que parece tocar el cielo. Su presencia no solo agrega un toque de grandeza al paisaje, sino que también sirve como un vínculo tangible con el pasado, conectándonos con la historia viva de este ecosistema.



Alcanzamos uno de los puntos culminantes de nuestra travesía: las majestuosas Gradas de Soaso. Este escenario pintoresco se presenta como un testimonio tangible de la fuerza erosiva del tiempo y la naturaleza, esculpiendo el paisaje en formas imponentes y escarpadas que capturan la imaginación.






Las Gradas de Soaso nos reciben con su deslumbrante presencia, una serie de escalones rocosos que descienden en cascada, creando un espectáculo visual impresionante. Este anfiteatro natural, tallado con paciencia a lo largo de siglos, revela las huellas del antiguo glaciar que una vez ocupó este valle. Cada estrato rocoso cuenta una historia geológica fascinante, un relato de la poderosa influencia del hielo y el tiempo en la formación de este paisaje excepcional.









Desde este punto elevado, la vista se abre a un panorama deslumbrante, donde las cumbres de las montañas se alzan en la distancia y el valle se despliega ante nosotros en toda su grandeza. Las Gradas de Soaso no solo representan un hito físico en nuestro recorrido, sino también una ventana abierta a la grandiosidad natural que nos rodea.


Después de las gradas de Soaso y tras ascender un pequeño tramo, llegamos al Circo de Soaso, un amplio prado que se encuentra entre la Faja de Pelay y la Punta Tobacornos. El paisaje es sobrecogedor. Al final, bajo el Monte Perdido, se encuentra la Cola de Caballo.


Este rincón celestial se presenta como un regalo de la naturaleza, un extenso prado que se despliega entre las majestuosas laderas de la Faja de Pelay y la imponente Punta Tobacornos. El escenario es simplemente impresionante, con una armonía natural que cautiva los sentidos y deja una huella imborrable en la memoria.



Imaginen un vasto prado verde salpicado de flores silvestres que danzan con la brisa, mientras las montañas circundantes se elevan en una sinfonía majestuosa. El Circo de Soaso se revela como un oasis de serenidad, donde el silencio es roto solo por el susurro del viento entre las hierbas y el murmullo lejano del agua que fluye. A medida que nuestros ojos recorren el horizonte, se encuentran con la imponente presencia del Monte Perdido, una silueta majestuosa que corona este paisaje de ensueño.



Nuestro peregrinaje culmina en un punto de éxtasis visual, donde la naturaleza despliega su máximo esplendor: la imponente Cascada de la Cola de Caballo. Este espectáculo acuático, que se despliega majestuosamente al final de nuestra ruta, es más que un simple destino; es una sinfonía visual que cautiva los sentidos y graba en la memoria un recuerdo inolvidable. La pena es que en la fecha que nosotros la visitamos apenas tenía agua.




Ante nosotros se revela un escenario de maravilla natural: las aguas de la Cola de Caballo, descendiendo desde alturas insondables, crean una cortina líquida que se desliza con gracia por las rocas. El estruendo del agua al chocar con las piedras resuena como una melodía poderosa que reverbera en el corazón de este paraje encantado. La neblina que se eleva en el aire nos envuelve, añadiendo un toque etéreo a esta visión sobrecogedora. Bajo la sombra protectora de las majestuosas montañas, la Cascada de la Cola de Caballo se convierte en el punto culminante de nuestra odisea, una manifestación sublime de la fuerza y la belleza de la naturaleza. Las aguas que caen en una danza eterna simbolizan la continuidad y la renovación constante de la vida en este rincón apartado de los Pirineos.



En definitiva, la ruta hacia la Cola de Caballo se revela como una travesía cautivadora a través de la majestuosidad natural del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Desde los bosques frondosos y las impresionantes cascadas hasta el elevado Circo de Soaso con vistas panorámicas y la deslumbrante Cascada de la Cola de Caballo, cada paso en este sendero es una invitación a sumergirse en la serenidad y la grandiosidad de la naturaleza. Este recorrido no solo ofrece un deleite visual, sino también una conexión profunda con la historia geológica de la región y una apreciación renovada por la belleza atemporal que solo la naturaleza puede ofrecer. Así, al llegar al imponente espectáculo final de la Cola de Caballo, la ruta se convierte en una experiencia que trasciende lo físico, dejando en cada explorador la huella imborrable de un viaje inolvidable por los impresionantes parajes de los Pirineos.



Consejos prácticos y actualizados para hacer la Ruta de la Cola de Caballo (Ordesa, Pirineos) sin sorpresas:

  • Acceso y bus lanzadera: en fechas de alta afluencia (Semana Santa, verano y algunos puentes) no se puede subir en coche a la Pradera; hay bus desde el parking de Torla con salidas cada 15–20 min (entre 6:00 y 8:00 cada 30 min). Los billetes NO se venden online: se compran en la caseta del parking de Torla o en el bar de la Pradera (para bajada). Revisa fechas/horarios 2025 antes de ir. Red Natural de Aragón

  • Distancia, desnivel y tiempos: calcula 17,5–18 km i/v, ~550 m de desnivel y 2 h 30–3 h de ida (5–6 h totales sin paradas), por sendero GR-11 bien señalizado. Red Natural de AragónRutas PirineosTurismo de España

  • Itinerario clásico (recomendado): Pradera → Cascadas de Arripas, Cueva y Estrecho → Gradas de SoasoCola de Caballo. Señalización clara, sin pasos técnicos. senderosturisticos.turismodearagon.com

  • Variante deportiva (circular): subir por Senda de los Cazadores (rampa fuerte +650 m en <2 km hasta Mirador de Calcilarruego) y volver por el valle. Solo si estás en forma y con buena meteo. Rutas Pirineos

  • Mejor hora: sal temprano para evitar calor y masificación, y cuadrar con los últimos buses. En festivos puede cerrarse el acceso rodado y regularse el aforo; si se llena, paran las expediciones hasta que baje gente. Cadena SER

  • Agua y comida: lleva 1,5–2 L por persona y picoteo energético. Hay algún punto de agua en ruta (p. ej., zona Soaso), pero no garantices caudal: ve autosuficiente. siguiendolasenda.com

  • Equipo: calzado de montaña con suela marcada, capas (meteo cambiante), chubasquero, gorra/crema, botiquín básico y track offline (cobertura irregular). Revisa el parte el día anterior.

  • Normas clave del Parque:

  • Servicios: en la Pradera hay información, aseos y bar (también venden billetes de bajada en efectivo). Red Natural de Aragón

  • Paradas fotogénicas (no te las saltes): Arripas, Cueva, Estrecho y Gradas de Soaso antes del anfiteatro glaciar del Circo de Soaso. senderosturisticos.turismodearagon.com

  • Con niños: es larga pero llevadera si están habituados a andar; puedes hacer tramo parcial hasta las cascadas/gradas y volver. travesiapirenaica.com

  • Extra senderista: desde Cola de Caballo puedes prolongar a Refugio de Góriz (solo con tiempo, meteo y nivel; reservar vivac/acomodo con antelación). Red Natural de Aragón

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