La ruta de los miradores de Panticosa El Pueyo es una ruta de senderismo que ofrece unas vistas espectaculares del valle de Tena y sus montañas. Se trata de un recorrido de unos 5 km y 300 m de desnivel que se puede hacer en unas dos horas, saliendo desde el centro de Panticosa o desde El Pueyo de Jaca. La ruta pasa por cinco miradores diferentes, cada uno con una panorámica distinta y una mesa informativa que ayuda a identificar los lugares más destacados. Iniciamos la ruta desde Panticosa, un cartel nos indica el inicio de la ruta.
Iniciamos la senda por un camino que pica hacia arriba, rodeados de una tupida vegetación. Vamos en busca del primer mirador, el de Santa María.
Apenas hemos andado unos pocos cientos de metros, entre la vegetación podemos ver una imagen de Panticosa en perspectiva.
Seguimos ascendiendo por un camino pedregoso y lleno de raíces de la vegetación que nos envuelve.
Llegamos a un cruce de caminos. Nos dirigiremos en dirección mirador, que nos va a llevar al mirador de Santa María, nuestra primera parada.
Andamos un poco y ya podemos verlo. Este mirador está situado encima de un antiguo búnker defensivo.
Ahora nos acercamos para disfrutar de las maravillosas vistas de Panticosa.
Es indescriptible lo que aquí podemos observar. Como muestra algunas fotos.
Volvemos sobre nuestros pasos para buscar ahora el mirador de Peña de Santa María.
Por cierto la ruta está muy bien señalizada.
Pasamos por lo que queda de lo que un día fue la línea defensiva de los pirineos (Línea P) Pensada para evitar cualquier posible invasión de tropas que entrasen por Francia.
Por fin llegamos al segundo mirador. Peña de Santa María.
Las vistas no desmerecen a la del anterior mirador, pudiendo disfrutar de la imagen de pueblos como Escarrilla o de la icónica Peña Foratata.
Iniciamos un descenso buscando el mirador de las Sabinas.
Este mirador lleva este nombre porque podemos encontrar la Sabina Negra, aunque típica de los montes mediterráneos, aquí podemos encontrarla
Al igual que en los miradores anteriores las vistas son maravillosas
Seguimos descendiendo buscando el siguiente mirador. El mirador de O Caxico.
Nos impresionan las vistas en perspectiva de Pueyo de Jaca.
Llegamos al penúltimo mirador. El mirador de O Caxico. Circundado por muchos ejemplares de robles.
El siguiente y último mirador que vamos a ver en la ruta es el mirador de O Castiecho. Seguimos descendiendo, la señalización siempre está presente a lo largo de la ruta.
Llegamos a el quinto y último mirador del día el de O Castiecho
Divisamos un montón de lugares mágicos como el Valle del Tena, Peña Blanca, Peña Parda, Peña Telera, Punta Puerto Rico, Punta Retona, además podemos ver varios pueblos entre otros Piedrafita y Tramacastilla de Tena y el Embalse de Búbal también pero estaba prácticamente seco
Abajo tenemos Pueyo de Jaca, al que nos dirigiremos.
Bordeamos el pueblo por una senda paralela a un arroyo. Una serie de pasarelas caseras atraviesan el arroyo.
La vereda nos conduce a un extremo del pueblo. Ya sólo nos queda buscar la indicación hacia Panticosa. Un camino de aproximadamente un kilómetro que nos llevará al punto de inicio de la ruta.
Para finalizar os comparto el vídeo de la ruta.
Consejos para hacer la ruta
Época recomendada: primavera, verano y otoño. En invierno puede haber nieve o hielo; consulta el parte en la Oficina de Turismo.
Horario: en verano conviene salir temprano (8:30-9:00 h) para evitar el calor y aprovechar la mejor luz.
Calzado: botas de montaña o zapatillas de trekking con buena suela. Los primeros metros tienen fuerte pendiente y raíces.
Equipo: 1 litro de agua por persona, gorro, crema solar, gafas de sol y, si el tiempo es cambiante, chubasquero. Bastones de trekking opcionales.
Dificultad: fácil-moderada. Apta para familias acostumbradas a caminar, aunque el inicio es exigente.
Respeto al entorno: no salgas de los senderos ni te acerques demasiado a los bordes de los miradores.
Lo que hace especial esta ruta
Además de la diversidad de paisajes, esta caminata es un viaje en el tiempo: los restos de la Línea P recuerdan la historia militar de los Pirineos, mientras que la vegetación —sabinas, robles y bosques mixtos— muestra la riqueza natural de la zona. Cada mirador es un escenario perfecto para la fotografía, con vistas que cambian a cada paso.
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